sábado, 28 de mayo de 2016

RECORDAR GRACIAS AL ADN



Un nuevo estudio científico descubre que nuestro ADN transmite información de experiencias de miedo y de estrés de generación en generación. Estamos más cerca de demostrar que la “memoria” de nuestros antepasados sobrevive a través de nosotros.Un fenómeno de este tipo puede contribuir a la etiología y al potencial de la transmisión intergeneracional del riesgo de trastornos neuropsiquiátricos, como las fobias, la ansiedad y el trastorno de estrés post-traumático.

1º. Experimento mediante ratones:


Investigadores de la la Universidad de Medicina Emory en Atlanta entrenaron a ratones a tener miedo al olor de un cerezo en flor usando shocks eléctricos impidiendo que en ese período de entrenamiento pudieran criar. Una vez que criaron, su descendencia mostró las mismas respuestas de miedo al cerezo en flor, reacciones muy diferentes a otro tipo de olores y todo ello sin haberlos experimentado anteriormente. Siguientes generaciones mostraron el mismo comportamiento. Este comportamiento se mantuvo incluso en los casos de descendencia a través de la inseminación artificial.

Los investigadores descubrieron cambios estructurales en las áreas que detectan el olor tanto en los cerebros de los ratones entrenados como en los cerebros de sus descendientes. El ADN de los animales también presentaban cambios químicos conocidos como “epigenetic methylation”, en el gen responsable de detectar el olor. Esto sugiere que la experiencia, de alguna manera se traslada del cerebro al genoma, permitiendo así, que ésta pase a generaciones posteriores.

Los investigadores esperan ahora llevar a cabo más estudios para entender cómo la información llega a ser almacenada en el ADN en un primer momento y también más estudios para saber si lo que ocurre entre ratones se puede trasladar a los seres humanos. Si esto es así, podriamos estar hablando de explicar muchas de las respuestas “irracionales” del ser humano como las fobias.



¿Posee entonces nuestro ADN también memorias espirituales y cósmicas transmitidas en los genes de nuestros ancestros?


Si este estudio sigue avanzando en la misma línea, es decir, que llega a comprobar que esto también ocurre en humanos, podría llegar a indicar que la reencarnación física de cuerpo a
cuerpo, vida tras vida, tal y como ahora mismo todos nos la podemos imaginar, desde nuestra mente limitada, no existe. Sin embargo, podría demostrar otro tipo de reencarnación.

A mi el estudio me sugiere que si “cierta información” sobre la vivencia y experiencia de mis ancestros, cada uno con su vida, se ha transmitido, a través del ADN, desde ellos hasta mi y desde mi hasta las siguientes generaciones, me está indicando que la reencarnación existe pero entendida de manera muy diferente, más bien metafórica.

Habría “una memoria” en mi árbol genealógico que ha sobrevivido desde siempre hasta hoy y que marca mi experiencia hoy. Evidentemente, algo que yo puedo cambiar y transformar a partir de mi propia experiencia pero, desde luego, influida desde antes, incluso, desde antes de mi nacimiento. Si quien reencarna es la información o una memoria, vida tras vida de los descendientes de una saga familiar.



¿Podría ser el alma “una memoria” o “cierta información”?

Cuando mi cuerpo muere yo muero y no renazco. Pero una parte de mi sigue viva en la genética de mis descendientes, y no sólo el gen que marca la enfermedad o el rasgo físico, sino aquel que vivió tal experiencia, buena o mala, traumática o feliz, del tipo que sea.

Si heredamos la memoria de las experiencias de nuestros antepasados ¿para qué la

heredamos?

Si es una experiencia feliz, para contar con el recurso que nos diera su experiencia positiva. Y si fue una experiencia no feliz, para trascenderla hasta que lo sea.


Estaríamos hablando de crecimiento y de evolución. Da igual si el cuerpo vuelve o no, si hay un alma que entra en otro cuerpo o no, si yo misma una y otra vez, o si es mi bisabuelo o biznieto cada uno en su vez. Lo que sí parece estar más claro científicamente como posible es que “cierta información de la vida anterior” sobrevive generación tras generación” y esto ya puede implicar cierta diferencia en la forma de enfrentarnos a nuestra propia vida a partir de hoy.

Eso sí con su consecuente dualidad. Heredo y por eso soy así y me planto desde el determinismo. O más bien heredo, aprendo, trasciendo y evoluciono desde el libre albedrío. Yo elijo que siga siendo una cuestión de saber más quien soy y más de donde vengo para decidir MEJOR a donde quiero llegar.

BIOGRAFÍA:


Mª Isabel Capitán Díaz 1ºd

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