jueves, 9 de junio de 2016

El cerebro de él, el cerebro de ella

Lawrence Cahill, Doctor en Neurociencia y profesor del departamento de Neurobiología de la Universidad de California Irvine, nos introduce en este artículo, al apasionante y delicado tema (por las susceptibilidades que rápidamente despierta), de las diferencias biológicas entre los cerebros de hombres y mujeres.

Las investigaciones son concluyentes: los cerebros de hombres y mujeres son diferentes en algunos aspectos, tanto en su arquitectura como en su actividad (lo cual no implica que haya que interpretar esas diferencias en términos de superioridad-inferioridad).


Pero ¿qué es lo que nos muestran las investigaciones? Las diferencias anatómicas y de funcionamiento existen , pero hasta la fecha, no existen evidencias científicas fiables, que permitan relacionar estas diferencias con la superioridad intelectual de un género sobre otro. Como ejemplo, nos recuerda Cahill que las diferencias de rendimiento en tests de inteligencia estandarizados, entre hombres y mujeres, no son valorables existiendo diferencias, que no siendo significativas a veces favorecen a las mujeres y otras a los hombres. Todavía nadie ha podido mostrar ninguna evidencia que las diferencias anatómicas sean prueba indicadora de que las mujeres sean incapaces de lograr triunfos académicos en las ciencias.



Hace tiempo que los neurocientíficos saben que existen diferencias en el cerebro según los sexos, pero pensaban que estaban limitadas a las regiones que eran responsables de las conductas de apareamiento.

Se piensa que estas diferencias anatómicas pueden ser causadas en gran parte por la actividad de las hormonas sexuales que "bañan" el cerebro del feto en el útero. Estos esteroides se encargarían de dirigir la organización y el "cableado" del cerebro durante el periodo de desarrollo e influenciarían la estructura y la densidad neuronal de varias zonas. Goldstein, descubrió que las áreas en las que hombres y mujeres difieren más, son las áreas que en los animales contienen el número más alto de receptores de hormonas sexuales durante el desarrollo.


Múltiples hallazgos que subrayan la influencia del sexo sobre varias regiones del cerebro, en muchas áreas cognitivas y de conducta, incluyendo la emoción, la visión, la memoria, la audición, la respuesta del cerebro a las hormonas del estrés y el procesamiento de las caras humanas. Es sumamente interesante el trabajo de Jill M. Goldstein, de la Universidad de Medicina de Harvard, quién utilizando la resonancia magnética averiguó que ciertas partes del córtex frontal donde se realizan funciones cognitivas superiores, son más abultadas en las mujeres que en los hombres, así como ciertas partes del córtex límbico que está involucrado en las respuestas emocionales. Por otro lado, en los hombres, zonas del córtex parietal que se encargan de la percepción espacial son más grandes que en las mujeres, y también lo es la amígdala.

Inclinaciones de nacimiento


Ya desde hace años los investigadores han demostrado que a la hora de elegir juguetes niños y niñas realizan elecciones diferentes. Los niños prefieren los coches o las pelotas y las niñas típicamente las muñecas. Pero lo que no se sabía era si esas preferencias eran innatas o aprendidas producto de la socialización. Para tratar de aclarar esta cuestión Melissa Hines, de la Universidad de Londres, y Gerianne M. Alexander, de la Universidad de Texas, se propusieron estudiar a los monos, nuestra especie más cercana en el mundo animal. El estudio mostraba a los monos una selección de juguetes, camiones, muñecas y algunos juguetes neutrales con respecto al género como unos libros con fotos. Y lo que hallaron fue, que los machos pasaban más tiempo jugando con juguetes masculinos que las hembras, y que las hembras pasaban más tiempo interactuando y jugando con juguetes que típicamente prefieren las niñas. A su vez, ambos sexos pasaban el mismo tiempo entreteniéndose con los libros de fotos y con otros juguetes neutrales con respecto al género. Dado que es poco probable que los monos vervet estén influenciados por las presiones sociales de la cultura humana, los resultados implicarían que las diferencias en la preferencia de juguetes en los niños se deben al menos en parte, a diferencias biológicas innatas. Se podría hipotetizar además que, tanto esta divergencia como las demás diferencias anatómicas en el cerebro según el sexo, han ido desarrollándose debido a presiones selectivas a lo largo de la evolución. En el caso del estudio sobre los juguetes, los machos tanto los humanos, como los primates prefieren juguetes que pueden ser lanzados al espacio y que promueven el juego duro, cualidades que pueden estar relacionadas con la caza y la conquista de una pareja. “Igualmente”, afirma Cahill, “podríamos hipotetizar que las hembras seleccionan juguetes que les permiten utilizar las habilidades que un día necesitaran para cuidar a sus pequeños”.

Una de las contribuciones más interesantes de este artículo es la evidencia según las investigaciones conductuales que las preferencias en la elección de objetos (juguetes) y los focos de interés de bebes niño y niña de 1 o 2 días, difieran significativamente, lo cual implica que son diferencias biológicamente determinadas desde el útero materno y no son el producto de una determinada socialización.


http://www.aperturas.org/articulos.php?id=0000365&a=El-cerebro-de-el-el-cerebro-de-ella

DAMARIS KAUNI

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